jueves, 3 de junio de 2010

martes, 10 de marzo de 2009

Retrato de familia



Un poeta argentino proclamó:
-¡Ha sonado, para bien del mundo, la hora de la espada!
Y así aplaudió el golpe de estado que instauró la primera dictadura militar en Argentina en 1930.

Al servicio de esa dictadura un comisario de policía inventó la picana eléctrica y otros convincentes instrumentos que él ensayaba en los cuerpos de los desobedientes.

Cuarenta y pico de años después, una desobediente sufre en carne propia los inventos del policía en las cámaras de torturas de otra dictadura heredera de la de 1930.

Esta dictadura desapareció a treinta mil argentinos.

Entre ellos, ella.

Extraído y adaptado del libro Espejos de Eduardo Galeano

PRoYeCtOs aUtÓnOmOs